Mono Blanco (leyenda)

Última modificación por Roberto Peredo el 2020/03/07 03:12

Cul. Leyenda.

Dice Antonio García de León (1969: pp. 285-286): “Respecto al Mono Blanco, es un ser bisexual -advocación del diablo- que antiguamente moraba en el Cerro Pelón (Pajapan se halla al pie de este cerro). En aquella lejana época se mostraba en la forma de una anciana y durante las noches recorría las calles de Pajapan tocando una guitarra de son (requinto jarocho). La forma física verdadera de este ser demoníaco es la de un mono blanco, y de ahí su nombre. Después de morar en el Cerro Pelón, y por causas desconocidas, cambió su residencia hacia un lugar llamado Cerro Loro, que los informantes ubican cerca de Piedra Labrada, en la costa del municipio de Soteapan. Actualmente se dice que Cerro Loro es un sitio encantado y que en él se encuentra una mesa de oro que dejó el pirata Lorencillo. Cuando el Mono Blanco se cansó de este lugar, trasladó su morada a Catemaco, al cerro hoy conocido como cerro Mono Blanco. En este cerro existe una cueva que es la entrada a la casa de este ser. La mayoría de los informantes están de acuerdo en que el Mono Blanco ya se fue de Catemaco hacia el extranjero, y a ello se debe la creciente escasez de buenos curanderos. Este Mono Blanco concedía a las gentes que lograban entrevistarse con él cuatro tipos de virtudes, con la condición de apoderarse de sus almas al morir. Los "monoblanqueros" al morir sostienen una larga lucha con el diablo y sus almas regresan al cerro a servir como ayudantes. Las virtudes que concedía eran: 1) Ser buen curandero, 2) ser buen jinete, 3) ganar dinero en apuestas y juegos de azar, 4) tener grande el pene. Las entrevistas se hacían anualmente, las noches del primer jueves de marzo hasta el amanecer del viernes, día propicio para la recolección de hierbas. En la primera entrevista, la más importante, se tenía que hacer gala de un gran valor para pasar siete pruebas desde la entrada de la cueva. La primera prueba era un toro que salía brincando y echando lumbre por ojos y narices; la segunda eran grandes hormigas que subían al cuerpo; la tercera era montar una mula cerrera que en realidad era el diablo; las otras cuatro pruebas eran cuatro grandes culebras que se enroscaban en el cuerpo. Estas pruebas eran en realidad sólo visiones creadas por el diablo, pero a la menor vacilación o temor el iniciado caía muerto instantáneamente. El valor es una de las características de los buenos curanderos. En la mañana del viernes, y después de haber pactado con el Mono Blanco, los curanderos salen a la falda del cerro a recolectar hierbas. Este día es posible conseguir, por otro medio, suerte en el juego y en el amor. La forma de hacerlo es ir al monte a cazar un mono; éste debe ser muerto a las doce del día. El animal, antes de morir, arrojará al tirador una carta con las indicaciones para tener éxito en los juegos de azar y en el trato amoroso con las mujeres”.

ver: Veracruz (estado).
Diccionario Enciclopédico Veracruzano / R. Peredo / IIESES / UV

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