Villa Aldama (cabecera)

Última modificación por Roberto Peredo el 2020/04/16 19:38

(Debe  su nombre a que: «...por gestiones de Evaristo García, descendiente de los fundadores, de apellido Aldama, se le puso el nombre de Villa Aldama»).

Otros nombres: La Ermita Grande, La Ermita, Rancho de las Cruces. 

Geo. Pol. Villa de +-3,300 habitantes. Cabecera del municipio Villa Aldama, 33 km al oeste-noroeste de la capital del estado (51 km por vía terrestre). 2,400 metros snm. Acceso desde la carretera federal mex140, y desviación de 5 km en Valsequillo (en el tramo Las Vigas-Perote). También se puede tener acceso desde la carretera federal mex131, tramo Altotonga-Perote. Dista 13 km de Perote; 156 de la ciudad de Puebla; 290 de Ciudad de México. 17 km de Las Vigas. 2,480 metros sobre el nivel del mar. «... en una colina contrafuerte del cerro Buenavista, en los confines de la Altiplanicie Mexicana» (Ramírez Lavoignet, 1979:7). Historia: El territorio en que está asentada perteneció a la Confederación (prehispánica) de Mexicaltzingo. El más antiguo antecedente que tenemos de la fundación de una localidad en este sitio se remonta al 23 de febrero de 1601 cuando el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, hizo merced «... a Don Toribio de Zamora, indio principal y natural del pueblo de Altotonga, de un sitio de estancia para ganado menor, en términos de dicho pueblo, como tres leguas de él, en una loma y arroyo que nombran Anequilco y por otro nombre Huimulco, linde por la parte del este con el arroyuelo de Anecuilco y por la del o con un cerro llamado Amaluca (Amolucan), y por la vanda (sic) del norte con otro cerro nombrado Tepozótetl y por la del Sur, con tierras y estancias de Alonso Soltero, corriendo el dicho arroyo hacia abajo a la parte del Sur» (Ramírez Lavoignet, 1979:9-10). De acuerdo con la interpretación de Ramírez Lavoignet (1979), tales límites comprenden a la actual Villa Aldama y a Buenavista. Más adelante Ramírez Lavoignet cita: (el 3 de octubre de 1608, el virrey don Luis de Velasco, hizo merced) «... a Miguel de Vergara, de un sitio de estancia para ganado menor en término del pueblo de Xalacingo, entre el arroyo y ciénega que baja de la Sierra de Agua y Orilla del Monte de Perote, linde con el arroyo de Anecuilco por la vanda del Norte»; lo que, según su interpretación, es superficie que corresponde a la actual Villa Aldama y a Molino de Guadalupe. Ramírez Lavoignet aumenta: «Interesante resulta la fundación de Villa Aldama en 1855, por los hermanos Vicente, Leandro y José María García, nietos de don Juan Aldama (héroe de las guerras de Independencia), y más interesante nos parece que los bosques de Villa Aldama, hayan pertenecido a la Hacienda de Guadalupe, lo que hace suponer que dichas tierras corresponden a los dos sitios de ganado menor que fueron mercedados en 1601 y 1608 a Toribio de Zamora y a Miguel Vergara, respectivamente, lindando con el arroyo Anenecuilco, porque en realidad, el nombre original de la porción Amalucan, Buenavista, Villa Aldama y Hacienda de Guadalupe, se llamaba Anenecuilco y correspondía a una pequeña aldea que ahí debió haber existido, ya que, como anotamos anteriormente, el toponímico corresponde a un lugar, sitio que se supone poblado, y así se deduce, cuando en 1831, Cowley, expresa que ‘hay arcilla fina en Cruz Blanca y aún más fina de Ninicuilco’». Según Ismael Rodríguez (1942), originalmente se llamaría Rancho de las Cruces «...quizá porque, como antecedente del pequeño templo se colocó una cruz, símbolo el cristianismo, o porque las primeras casas que se construyeron, llevaron en sus techos el símbolo de Jesús». El 3 de mayo de 1880 se puso la primera piedra del templo y desde entonces se le llamó La Ermita. Tuvo su auge económico antes de la construcción de las carreteras Perote-Xalapa y Perote-Altotonga, ya que ahí hacían su mercado todas las poblaciones que quedan al norte, y ahí se efectuaba el pago de las rayas de los trabajadores de las minas de Zomelahuacan

Gentilicio: villaldamense.

ver: Veracruz (estado).
Diccionario Enciclopédico Veracruzano / R. Peredo / IIESES / UV